“No te dejes intimidar, recuerda quién eres”
Quizá esta frase es fácil
decirla desde el punto de vista de alguien que ya está de vuelta. O quizá ha
sido fácil para mí aplicarlo cuando he tenido una familia maravillosa. Parece
que no tengo derecho a decírtelo por esas razones, pero también he estado ahí. Y
también he sentido en mis carnes problemas de otras chicas y he notado su sufrimiento
como si fuera mío. He sentido las injusticias de otras en mi propia piel, la
incertidumbre del qué irá a pasar, las esperas a esas charlas que no parecen que vayan a llegar,
las repentinas broncas, el ¿me echarán de casa?, ¿me quitarán el coche?,
¿iremos a re-mach?, ¿pero realmente quiero seguir en esta familia?.
Y es que me gustaría
recordarte una y otra vez: “no te dejes intimidar, recuerda quien eres”.