No te dejes intimidar

“No te dejes intimidar, recuerda quién eres”

Quizá esta frase es fácil decirla desde el punto de vista de alguien que ya está de vuelta. O quizá ha sido fácil para mí aplicarlo cuando he tenido una familia maravillosa. Parece que no tengo derecho a decírtelo por esas razones, pero también he estado ahí. Y también he sentido en mis carnes problemas de otras chicas y he notado su sufrimiento como si fuera mío. He sentido las injusticias de otras en mi propia piel, la incertidumbre del qué irá a pasar, las esperas a esas  charlas que no parecen que vayan a llegar, las repentinas broncas, el ¿me echarán de casa?, ¿me quitarán el coche?, ¿iremos a re-mach?, ¿pero realmente quiero seguir en esta familia?.

Y es que me gustaría recordarte una y otra vez: “no te dejes intimidar, recuerda quien eres”.

¿Por qué te digo esto? Porque he visto cómo familias han destrozado a chicas hechas y derechas, cargándose su autoestima y haciéndolas sentir como si no fueran nadie. Y me da mucha rabia.

Me da rabia porque muchas familias juegan con las ilusiones, sueños  y nuestra determinación férrea a cumplir objetivos, como si del Monopoly se tratara y se olvidan quiénes somos realmente. Y lo peor de todo, muchas chicas se olvidan también quiénes son ellas mismas.

Nunca olvides quién eres. Nunca. Eres una chica/o lo suficientemente madura como para haber decidido cruzar medio mundo para empezar una nueva aventura. Con el suficiente coraje para enfrentarte a una nueva cultura, un viaje, una lengua que desconoces. Y eso no todo el mundo es capaz.

Quiero recordarte que seguramente seas una persona que haya cursado estudios superiores, o estés a medio camino, o lo tengas en mente. Quiero recordarte que seguramente lleves años conduciendo en tu propio país y que incluso poseas tu propio coche. Quiero recordarte que puede que lleves viviendo fuera de tu casa durante años, o que hayas estado trabajando desde que tienes 16. Quiero recordarte que has ayudado en casa y que has cuidado de tu hermana pequeña desde que nació. Qué superaste esa tragedia que pasaste haciéndote la persona fuerte que eres a día de hoy. Puede que no tengas nada de lo anterior pero quiero recordarte que seguramente tengas una familia que te adora, unos amigos inigualables o un novio que te quiere y te apoya por encima de todo.  Quiero recordarte que eres una persona que vales. Una persona adulta. Una persona madura.

Y quiero que a ti no se te olvide, porque a las familias y a la gente en general que está ahí se les olvida. No tengo ni idea qué se piensan que somos muchas veces. No sé porqué se piensan que tenemos que tragar toda la basura que nos echan sin rechistar y encima estar agradecidos. No entiendo por qué a veces nos tratan como escoria. No sé porqué se ven a veces con derecho de hablarnos y/o gritarnos como lo hacen. De amenazarnos como lo hacen, de despreciarnos y encima nosotros tener que estar callados.

¡No! no tienen esos derechos.

¡No! no tenemos que tragarlo todo.  

¡No! no son nadie para hablarnos así.

Pero juegan con nuestro miedo a volvernos. Nuestro miedo a fracasar. Porque eso es lo que sentimos muchas veces, que porque las cosas no nos salgan bien pensamos que estamos fracasando y que no estamos siendo lo suficientemente fuertes. Sentimos que si nos volvemos no estamos cumpliendo con nuestros objetivos, que se acaban ahí nuestros sueños. Pero eso no es verdad. No es verdad porque se puede intentar con otra familia. Se puede intentar con otro país. Se puede intentar en otro momento. Se puede intentar con otra visa. Se puede intentar otra cosa totalmente diferente. Ser au pair NO ES LA ÚNICA OPCIÓN. Es una opción muy fácil, muy económica, pero no la única.

Recuerdo una amiga mía en la que la familia, para salirse con la suya en un tema que está totalmente prohibido por las normas de au pair, la amenazaba todo el rato con re-match. Mi amiga, al final cansada de que jugasen esa baza cada vez que ella les planteaba el asunto acabó diciendo un día: “¿Qué es lo peor que me puede pasar, volverme a casa con un novio y una familia que me adora? 
Y es que tiene razón, ¿Por qué, por muy bien que estuviese con los niños, con las amigas, con la ciudad, va a tener que estar aguantando injusticias y amenazas de echarla de casa cada dos minutos, cuando la familia estaba haciendo realmente algo totalmente injusto?

Recuerdo otra familia que cada vez que se enfadaban con su au pair por minucias la humillación y la falta de respeto eran sus armas y siempre acababan diciendo "ya veremos que haremos contigo mañana", para a la mañana siguiente venir a solucionarlo y encima mi amiga tuviese que pedir perdón. La trataban como si fuese una niña de 14 años. Y me frustraba como no os podéis ni imaginar cómo mi amiga aguantaba. Porque aunque se disculpasen a veces y lo solucionasen y ella quisiera quedarse por todos los medios no creo que vivir en una pesadilla y amargada, triste y con miedo todos los días mereciesen la pena. 

Recuerdo también un día que  perdí al niño durante 5-10 minutos. La señora que lo encontró, al verme, pensaba que era la madre del niño y se puso a charlar animadamente conmigo. Todo iba bien hasta que oyó mi acento. Entonces me dijo: “Tu eres la niñera, ¿de dónde eres? Dame el móvil de los padres que les voy a decir ahora mismo lo mala au pair que eres”. ¿Perdón?, ¿qué te crees, que por ser extranjera soy  estúpida?, ¿Antes de escucharme hablar todo bien, pero por ser extranjera entonces hay un problema?, ¿Qué por miedo a perderlo todo te voy a dar sin miramientos el móvil de mi host para que tú puedas dar tu versión de los hechos, que encima va a parecer más real que la mía? Se atrevió incluso a amenazarme con no darme el niño si no daba el móvil, que llamaría a los de seguridad del museo. La tuve que decir “Me parece estupendo, llame ahora mismo a los de seguridad así ellos pueden llamar a la policía para denunciar un secuestro de un menor por su parte”.  

Y estos son sólo unos ejemplos de cómo juegan con la intimidación y las amenazas para hacernos flaquear, para romper nuestras defensas.  Para que aceptemos lo inaceptable. Para que lo dejemos pasar.

Ser au pair puede ser una experiencia maravillosa y eso es lo que debe ser y a lo que tienes derecho. Y cuando las cosas se pasan de castaño oscuro, y la falta de respeto es el pan de cada día recuerda quién eres y que existen otras maneras. Tienes derecho a disfrutar. Esa gente, esas familias, son personas que saldrán tan rápido de tu vida como llegaron y cuando haya miles de kilómetros entre vosotros ni si quiera te acordarás que existieron. Mirarás atrás pensando, ¿por qué aguanté eso?, ¿Por qué vas a dejar que alguien tan insignificante te amargue tanto? 

Así que cuando te cruces con alguien ajeno que se meta en tus asuntos plagado de amenazas; cuando alguien te insulte por ser extranjero y te traten como algo inferior, como si ser au pair fuese algo malo; cuando las familias te amenacen continuadamente y te falten el respeto porque saben que en el fondo tu no quieres irte:  quiero que tengas siempre presente quien eres, no te dejes intimidar.